PENDIENTES

Este otoño es doloroso,
viene como recuerdo fulminante, 
clavado al corazón en forma de
ausencia;
es frío, cortante, 
con más oscuridad que siempre.

Nuevamente haces falta;
no, 
nunca se resolvió
tu vacío.
Menos el desabrigo.

Ya no nos vemos en sueños, ni
apareces en el comentario
tonto y
descuidado
de la sangre que se niega, 
la que deje de frecuentar.

Hoy no hay viento,
no fluye el silencio,
reafirma una idea
de estancamiento,
doloroso murmullo,
aroma a parafina,
luz tenue y amarga.

A él le
hubiese
fascinado,
conocerte y
tener tu cercanía,
disfrutar la protección. 
A mí, me queda pendiente el consejo.

Iracundo, sin rumbo,
fatigado; en ratos,
desconocido a mis
pasos y a mi sombra. 
Me gustaría contarte,
ella  reconoce, 
me devuelve, sé, 
soy complicado,
tanto impredecible,
como encriptado.

Llegará el invierno y reaparecerás,
serás como siempre,
en coronas
y flores,
a la melancolía de un miércoles,
por las noches de
fuego.



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