Bella sensación es esa que se abraza al recuerdo,
que estremece a la distancia;
dulce como estrecharse hasta el ocaso,
cuando luz y oscuridad también son uno.
Hacerse recuerdo,
anhelo,
repetición descontrolada,
reiteración del placer;
ser entre el horizonte escarlata,
en silencio y éxtasis.
Amar anónimamente,
hasta hacerse agua y transformarse en suspiros;
pasar a ser fuego,
alumbrar lo perdido.
En silencio mirar,
porque a las batallas suceden las celebraciones,
así mismo se acompañan los amores;
radiantes y sonrientes.
Cuerpos que tras el asedio se entrelazan,
guardianes de la complicidad,
refugio de las esperanzas;
estrategias para volver a combatir,
ansiedad de los reencuentros.
Andar cuando ha llegado la noche,
perderse entre multitudes y tumultos;
kamikazes de la suerte,
ocasionales en las tardes de invierno,
eternos al llegar la primavera.
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