en el ramo de una nube marchita,
mientras camino anhelando justicia,
buscando la patria que un día soñé.
Miro con nostalgia a mis ausencias,
vuelvo a perder el miedo y la razón,
vida lúgubre y con ella melancolía,
desesperanza se cierne sobre mi gente.
Estoy a expensas de los asaltos,del narcotráfico y la extorsión,
aterrorizado por la milicia,
suspendido en un mundo de dolor.
Han vuelto a elevar los precios,
a crear ridículos impuestos,
dejándonos en silencio y apatía,
en la repetición compulsiva.
Soy poseído por deseos añejos,
ideas de que hay un mundo mejor,sueños traducidos en una caricia,
en el viento que viene desde el sur.
Recuerdo al obrero y al campesino,
al injusticiado que sobrevive y lucha,
amargamente recuerdo que reía,
anhelando nos alumbre otro sol.
Los inmortales desgraciados,
los que roban presupuesto,
bienaventurados de la codicia,
maestros del miedo y el despojo
Los héroes se han perdido en el humo,
y con ellos el suicidio de los poetas,
creo que quedan soñadores todavía,
urgencia de quebrantar fronteras.
Este diabólico estigma nos extingue,
desestabiliza cualquier corazón;
pero hay cura para la inmundicia,
está archivada en lo simple y absurdo.
Somos presos en busca de reencuentro,
con ilusiones de combate en abril,
en misión de lo que llaman alegría,
pues de lo imposible ya hay demasiado.
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