Fronteras

Migrante soy, sin patria ni hogar,
de naturaleza errante,
de corazón partido a la mitad.
Ya mi caminar es clandestino,
moribundo entre recuerdos y
embriagado de nostalgia.
Viajo buscando otra vida,
dejando allá parte de mi identidad,
sólo quiero tener derecho a respirar.
Sueños al alto contraste,
historias que obligan a suspirar;
que lloran la vida de atrás.
Migrante soy, sin patria ni hogar,
desgraciado paría de la soledad,
sufriendo por no poder trabajar.
Se trata de un viaje místico,
en medio de caricias vagabundas y
del viento de media noche.
No ando en pos de la riqueza,
tampoco de una oportunidad,
son dólares para alcanzar bienestar.
El camino me golpea,
mi casa he abandonado;
también la sonrisa de mamá;
Migrante soy, sin patria ni hogar,
vagabundo entre las sombras,
de la mano de la ingenuidad.
Lloran mis pasos al caminar,
sufren por mi en la tierra que deje y
también en la que debo llegar.
Las huellas se quedan en el camino,
no hay forma de borrar el miedo,
tampoco las ganas de regresar.
A mi lado van los muertos,
despojos de abandono y melancolía;
son como yo... no pudieron llegar.
Migrante soy, sin patria ni hogar,
abandonando a la familia,
olvidando que poseo dignidad.
Sufro para alegrar a mis hijos,
para que la despensa y
los lujos no vuelvan a faltar.
Es el corazón avejentado,
eso es lo que no para de sonar,
tiene infarto y distancia.
Tengo hambre y mucho frío,
unas ganas inmensas de regresar;
tal vez es la caricia de la fatalidad.
Migrante soy, sin patria ni hogar,
ahogado en mi derrota,
sin patria, destino ni final.

No hay comentarios:

Publicar un comentario