Otro mundo

    No distingo donde termina la tierra y comienza el cielo, aquí sólo se percibe la bruma y se acarician las nubes. Este es el ombligo del mundo, el lugar donde nace la revolución; aquí no se distingue entre el vivo y el muerto, sino entre la bondad y el dolor. Aquí silban los árboles, mientras se levanta el aroma a tierra mojada; aquí puedo tomar tu mano y entregarte la caricia de mis labios.

    El frío parece no inmutar a la naturaleza, ella permanece serena, inmutable, tan en su lugar y belleza. Las flores se cubren de rocío y en lo alto de los arboles comienzan a dibujarse nubes; pero tus ojos brillan y ya no importa que tan bello sea lo que nos rodea.

    Nuestros pies punzan, hemos viajado desde otras fronteras, buscando el lugar donde nacen los sueños, intentando alcanzar el combustible para que el corazón pueda descansar. Atravesamos desiertos donde el sol seco nuestra piel, nos hundimos en mares dominados por peces del color de la aurora, e incluso, nos mezclamos entre los hombres, intentando no contagiarnos de la grisácea frialdad de su trato, y así, hemos llegado, hasta el desván de las sonrisas, hasta el patíbulo de las emociones.

    Aprieto tu mano con firmeza, siento que la grandeza del lugar nos oprime, nos ahoga, nos obliga a suspirar, pues entre suspiro y suspiro, terminamos por acariciarnos una vez más.

    Y el tiempo se detiene y agoniza nuestro caminar, sabemos que nuestros recuerdos se agolpan y que en poco tiempo seremos parte de este valle que es testigo de nuestras ilusiones. Hemos vaciado nuestros bolsillos, caminado con humildad, aquí termina el viaje de dos amantes, de quienes viven soñando con soñar.

    Entrégate al paisaje, recuerda que todo inicio con el mar; que hemos remontado olas y dunas, edificios y
junglas, que hemos llegado a la utopía y sólo nos resta contemplar. Ahora vivimos de instantes, de
breves momentos en que se congela el pulso y se olvida la ausencia. Este es otro orden, otra forma de mirar la realidad, son historias que llegan desde el sur, con un eco furtivo, que alivia la tristeza y la soledad.

    Hoy he vuelto a soñar un mundo, donde sólo importar sonreír y abrazar, y debo pedirte, quédate entre mis brazos, hasta que el mundo se desmoroné, hasta que únicamente prevalezca este peregrinar. Llévame hasta el recuerdo, hasta el reencuentro de nuestras alegrías, prometo que habitaremos besos y poemas viejos. Hoy nada más llévame a soñar.



para las tres mujeres de siempre.
para la joven Lilith a quien me encanta leer.

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