Donde florecen las sonrisas

    Ella llegó con las lluvias de agosto, se marchó con las lunas de octubre. Dejó un camino de flores, pero en realidad permanece para siempre acariciando corazones. Su sonrisa aún se dibuja en las paredes, su risa aún causa eco entre nuestras ilusiones.

    Llegó cuando los días se hacían grises, cuando la humanidad prefería desmantelarse y consumir sus recursos antes de echar raíces. Su espíritu palpitaba con aroma a progreso, con anhelos de libertad; llego entre sueños de algodón y vientos de cambio, entre la aurora que se tiñe de rojo y el crepúsculo con sus miradas de intensa humanidad. Así fue como sembró en nuestro mundo un arco iris de esperanza, una nueva forma de mirar la dignidad.

    Se transformo en una vida, en hermosa y dulce compañía. Reía, lloraba, cantaba y se divertía, acariciando el cielo en cada palabra, floreciendo en cada deseo de alegre rebeldía.

    En sus ojos se reflejaba el universo, se detenían a bailar las estrellas; ella es parte del cielo. Ahora únicamente está presente en el recuerdo, pues ha viajado de nuevo a los campos de ilusiones. Se ha ido a cosechar nuevas sonrisas, pues este mundo necesita de nuevas fantasías, de brindar ideales y gozos a la gente que necesita nuevas emociones.

    Desde su partida ya sólo miro las estrellas, sé que volverá, que me sorprenderá al despertar con su voz y su aroma a frutas. Ella vendrá desde otro cielo, la miraré atravesar por mi pecho, contagiarme de anhelo y dulzura; estaremos abrazados y volveremos a escribir de nuestros viajes a través de tierras mágicas, a viajar hasta donde los árboles se transformen en besos y la luz del sol sea un abrazo interminable.

    Sé que regresarás, estaré esperándote para arrullarte, para decirte que eres parte de mi vida y que te acompañaré en tu andar, que me enseñas algo nuevo cada día y que no importa que hagas o dejes de hacer, te mantengas libre y acompañada de la felicidad.

    Cuídate del mundo, siembra con tu encantó y cosecha con tu sonrisa. Estaré en tu corazón y tu piel canela, pues eres pensamiento de mis mañanas, el amor que se concentra en mis brazos.


Dedicado a Lili, mi pequeña musa, mi estrella fugaz.

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