Atenco

Hoy ya estás aquí
como presagio funesto,
cual recuerdo doloroso.

Te encuentras sentado,
como los grandes jefes,
siendo gigantesco pelmazo.

Golpeaste el espíritu,
derramaste nuestra sangre,
violaste nuestra consciencia.

Calumniaste la lucha,
ultrajaste nuestro existir
y te burlaste del hambre.

Compraste la voluntad, 
derrochaste cinismo, 
te burlaste de la verdad.

Sin embargo no has ganado,
nos estamos levantando,
no paramos de soñar.

Puedes disfrutar tu posición,
tu aparente poderío,
pues llegará tu hora.

En ti no hay rostro nuevo,
sigues siendo el de siempre,
el mismo PRI de muerte.

Pero tu día llegará,
este pueblo lo tiene presente,
esa será tu pesadilla.

No vuelvas a dormir,
pues quizá en tus descansos, 
nos encuentres.


Atenco no se ha olvidado, es una llaga abierta en el imaginario de los pueblos en busca de autonomía, Enrique Peña Nieto podrá vivir libre, pero este pueblo sigue luchando y soñando, esa es la mejor medicina para nuestra utopía, alcanzar la felicidad.

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