Seducción (parte 3)


Fantasmas y sombras que inundan mi cabeza, recuerdos e historias que me quieren hacer caer, más tu estas ahí conmigo, a mi lado fuerte y valiente animándome a seguir ante la vida... Las horas pasan y yo sigo en tus brazos la historia se escribe sobre nuestra piel. La historia que muestra nunca tener un fin, tus labios lo confirman, ellos se han marchado, me han obsequiado tu corazón.

Miro por la ventana justo cuando comienza a clarear, miro tu espalda desnuda, resguardando aun la agitación de las sabanas durante la noche. La luz se infiltra poco a poco en la habitación, describe tu cuerpo, serpentea entre la pecaminosidad de tu piel y el breve espacio que nos separa. Mis manos, ansiosas de tu calor se cuelan entre los pliegues, apenas existentes, de aquello que nos cubre y mantiene en la incertidumbre.

Pero estas aquí, siento tu calor y como tus suspiros se entregan tiernamente a mis manos, como paulatinamente el calor se apodera de nuestros cuerpos y como el tiempo se detiene cediendo ante los caprichos del deseo.

Cierro los ojos momentáneamente, solo el polvo cubre la habitación, todo está iluminado, pero estas aquí, te has marchado con los engendros de la noche, te has unido a su frenético aquelarre. Siento frío y me quedo con tu recuerdo. Mi mente agobiada apela a tu presencia, hasta darse cuenta que no eres tu, que fue mi culpa el ceder a los impulsos de la noche.

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