Miraba al cielo, imploraba solución a un problema que quizás
ella misma había imaginado, se acercaba más y más, podía sentirlo; cada paso,
cada segundo; estaba cerca de su ilusión, acariciando la antesala de su sueño.
Peldaño a peldaño, pie a pie, alcanzando su idea del
universo, llegando a la trascendencia de su alma; no importaba lo anterior, no
importaba la distancia, ella miraba directo al infinito, hasta llegar al cielo.
Sus pies sangrando revelaban la lucha, el trayecto incesante al que se había
enfrentado, pero no había señal del final, el camino se extendía hasta confines
sin tiempo, sin esperanza.
Atrás únicamente quedaban sus esfuerzos y el profundo abismo
de desolación que había dejado su escalada, su acelerado afán de alcanzar el
cielo, de redimirse a sí misma.
Sus esfuerzos para respirar eran difíciles, su vista nublada
creaba la atmosfera perfecta para el delirio, estaba entregada a una realidad
distinta, a la creación de su universo, soñaba. No obstante, su sueño era
dulce, estaba lleno de candor, de la potente ilusión de atravesar la vida, de
sobrepasar la muerte, se encontraba pues, en su anhelo de alcanzar el cielo.
Su andar comenzaba a fallecer, la imponente escalera
agonizaba entre nubes y rayos de sol. Sin duda el panorama más increíble visto,
la magnificencia de existir, de estar en un momento precioso y con elementos
únicamente útiles para su beneficio. Había alcanzado el cielo, conquistado los
peldaños despiadados e impíos de la monumental escalera.
A los ojos de los demás se encontraba muerta, pero la
sonrisa en su rostro y la calidez de su corazón indicaban el fin de una lucha,
el reencuentro con su ilusión.
Tomen nota! Este bello poema (porque es un poema) muestra la lucha interna a la que tod@s nos enfrentamos alguna vez. Chuy has plasmado el sentimiento de muchas personas. Es un espejo. Gracias por compartirlo. Pero sobre todo gracias por escribirlo, es francamente hermoso.
ResponderEliminarComo siempre, excelente!! muchas felicidades (Rodrigo Arce)
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