Las contradicciones del tiempo y la muerte


Esta vida está hecha para soñar y luchar, en ambas facetas se puede ser grande, siempre y cuando no se olvide la humildad y la franqueza. Siempre y cuando el recuerdo prevalezca sobre cualquier ofensa, siempre y cuando jo se pierda en el viento toda enseñanza. Porque transitamos entre la línea del ahora y el ayer, porque la lección más sabia se entrega en el momento en que la ausencia más honda.


Te siento, no obstante la ausencia material, te creo, no importando la falta de palabras, te necesito, aunque que eres parte de otro tiempo; parte de una división de la memoria, del anhelo del espacio. No te has ido a pesar de que no estás aquí, cala hondo tu ausencia, el breve momento en que te despediste, pero esto parecer ser un contacto distinto, algo estelar, algo que rebasa las líneas imaginadas, las predicciones y las metáforas, es el contacto último. El que trasciende la libertad y la razón.

Es tu naturaleza que abruma, que me causa una dulce incertidumbre, un sentimiento que contrasta toda necesidad de vida, toda comunicación. Es la separación física, el desprendimiento espiritual, un viaje místico que se olvida de la distancia, del tiempo, de que no estás aquí.

Es parte de nuestro contacto idílico, de las contradicciones de lo vivo y lo muerto, de la trascendencia y lo cotidiano, de lo no tangible... algo que rebasa las líneas imaginadas, las predicciones y las metáforas, es el contacto último; el que trasciende la libertad y la razón.

Al correr las nubes por tu cielo estrellado, puedo apreciar la belleza de tu alma, la calidez de tus enseñanzas… Comienzo a quedarme sin palabras, misteriosa desaparición de la memoria o una más de las contradicciones de la muerte... quizá sólo es uno más de los desvaríos que genera tu ausencia. 

Ayer siempre será razón de mi inspiración, ya que ayer termina donde comienza hoy, donde el límite de la razón y el recuerdo se disipan, justo donde he detenido el mundo para estar contigo. Es un secreto de muerte, un secreto de tiempo, de cómo vencer el insaciable ritmo de lo que no se detiene, tan sólo una contradicción, uno más de los secretos de vida y la materia. 

A la mujer que más he amado en la vida, mi madre. No importa el arrebato del tiempo y la vida, sigues conmigo. Espérame que te alcanzaré algún día.

1 comentario:

  1. Es implacable la fugacidad de la vida
    aunque la existencia humana perdura en la mente y en el corazón de todos.

    ResponderEliminar