Antes de que se me extinga el día,
que se me ahoguen las razones,
de la euforia contenida
y que acaben las canciones;
he de decir,
a ti mi bienestar,
el imprevisto decoro que ocasionas,
la sangre que me detienes
con ya bastantes ocasiones.
Felicidad de origen inesperado,
se enaltece ante el avance
del tiempo,
que a veces ametralla,
no deja de escaparse.
Tu figura no vacila,
se mantiene en vanguardia rutilante,
siendo sonrisa y compañía,
seguridad ante el desastre;
no te vayas,
tampoco te canses,
continúa como alegría,
libre, atenta, cálida y
en el preciso instante.
A Dalila.
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