Quiero abrazarme a ti,
reencontrarme ante tu pecho,
como cuando el mar abraza la arena,
o cuando el sol se pierde en el horizonte.
Nos pertenecemos,
andamos traduciéndonos en uno,
simplificando el mundo y las sonrisas.
No importa si el mundo se diluye,
la firmeza y calidez estarán,
como la caricia del viento a las flores,
o tal vez con el fulgor de las estrellas.
Será como el primer día,
discreto y con cierto dejo a café,
así son las historias no lineales.
Y si viene el olvido estaremos,
ya que las miradas se reencuentran y,
el corazón vuelve a palpitar,
se devuelve ante la familiaridad.
Haremos crónica sin igual,
difícil de interpretar desde la realidad,
esencial ante lo invisible.
Ya somos un comienzo,
noches y días sin final,
por eso repetimos la ausencia,
para volvernos a enamorar.
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