Hoy, mañana y quizás ayer.

Hoy me levanto, parece que el mundo se está cayendo a pedazos, puedo sentir un poco de tierra en mi boca, un tanto de derrota en mi corazón. Afuera hay guerra, existe muerte, corrupción y miseria; gobiernos impuestos, territorios robados, primaveras que prometían florecer rebeldía, pero que terminaron en el dolor de otro seis años fraudulentos.

No recuerdo que soñé, eso me orilla a la angustia y me refunde en mi cama; aunque quizás es solo un pretexto para no levantarme, a fin de cuentas, hoy al igual que ayer la vida transcurre y afuera muere gente.

La ventana devuelve la imagen de las lluvias suicidándose contra el cristal, hoy los pájaros no cantan, buscan refugiarse en los huecos de los pocos árboles, esos gigantes de color verde y semblante gris. El día parece más negro de lo que en verdad es, pareciera que aún no termina la noche, o a lo mejor, que una bandada de murciélagos atravesara el cielo, claro, eso justificaría el chirrido de la ventana con la lluvia.

Enciendo el televisor; otro desesperado se ha lanzado a las vías del metro, una marejada ha sepultado en arena toda una comunidad, otros veinte millones de pobres se unen a la pobreza y cinco más al desempleo; pero en la nota amable del día, el presidente estrena corbata de diseñador francés, su diseño es tricolor, hilada en oro y con el símbolo del águila en plata, está valuada en ochocientos mil dolares, pero aún más importante, los empresarios más poderosos se reúnen junto a los tres partidos políticos para disputar el torneo de golf "Prosperemos México" el perdedor deberá donar el 0.000001 de su producción anual a obras de mejoramiento barrial y erradicación de la desigualdad. Estas noticias no molan, prefiero apagar la caja estúpida y salir a caminar.

La gente deambula con indiferencia, rugen los motores del crédito automovilístico a diez años, mientras los tacones a seis meses sin intereses no paran de sonar contra el pavimento. Una señora compra el desayuno que no quiso preparar, otro hombre refunfuña, tampoco se quería levantar, la escena de un niño jugando en medio de la calle entrega un poco de armonía a la amarga realidad, al menos hasta que el pequeño es arrancado de su juego, mañana su cartel rondará toda la ciudad.

Y recuerdo como por fugacidad, las palabras que me invitan a luchar "Una patria que no sueña está condenándose a morir en manos de su propia realidad". Recuerdo que me alimento de esperanza y entrego mis esfuerzos para transformar la realidad, o al menos deformarla hasta que se encuentra en un punto más agradable, me observo entre utopías de bienestar común, entre las ilusiones del lado de mi amada Alejandra.

La mañana es bella, puedo escuchar las gotas de lluvia chocando contra el cristal, a los pájaros que anidan entre los huecos de los árboles... y tan sólo estar aquí, para luchar un día más es razón de felicidad.

4 comentarios:

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  2. ¡Buen Chuy! Eres de los pocos que aun quedan, algo que llevo en la mente, tras ver a este pueblo como va callendo, que queda HACER NUESTRO TRABAJO Y DAR LO QUE NOS QUEDA.
    [Un abrazo

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  3. Así es como todos y cada uno de nosotros nos sentimos, aquellos a los que nos importa este país, los que de alguna manera no estamos anclados a esa caja idiota y a todos sus similares métodos de enajenación, y espero que todos al tocar fondo en la desilusión, tomemos fuerzas para luchar un día, un mes, un año o ya entrados toda la vida. GRACIAS POR COMPARTIR MARAVILLOSAS LETRAS. UN FUERTE ABRAZO.

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  4. Dolor, muerte e indiferencia: mezcla de un pueblo amedrentado y confuso.
    Que el velo que ciega se desvanezca y los brazos luchen por emerger de la profundidad...

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