Alejandra


Cuando más alejados estamos,
es cuando más juntos están nuestros corazones.


Delinearte con palabras ya es una costumbre, enfocarlas en nuestros momentos de alegría y bondad un ritual sagrado de nuestro amor. Eres mi tesoro, mi resguardo y alegría, la paz y la satisfacción de mis sentidos, la belleza que no puedo reflejar en palabras, pues simplemente no me alcanzan.

Eres mi inspiración y gozo; la ansiedad que reflejo en mis palabras, la libertad y la utopía que no puedo plasmar en ideas, la que me limito a amar-

Has sido presente de pasión y rebeldía, estupor de mis mañanas y caricia de mis noches. Ni el silencio ni la multitud nos ha prohibido el abrazo, el sueño y la locura de amarnos en la penumbra. Y al nombrar el pasado y su dulce candor aun recuerdo la belleza y dulzura con que siempre estará en mi mente. Es un recuerdo que da gusto y que siempre es bueno nombrar, pues se llena del eco de tu voz, susurro de tu llanto, de curiosidad y encanto... pero el futuro, aquel lo dibujamos en nuestra lucha, en nuestra ausencia del mundo, en la unión eterna de tu mano a la mía, ese futuro se pinta de matices en libertad.

Soy cautivo de tu mirada, de tu sonrisa y de tu corazón; no dudo la grandeza y bondad de tu persona, mirarte me hace soñar, pero, no puedo soñar eternamente... es por eso que te abrazo noche a noche, que me aferro a tu piel y a tus suspiros, así puedo dormir en paz.

Ilusión, bella y esperanzadora, que con clamor llega al corazón, al de los heridos y los olvidados, dulce ilusión que cual estrella fugaz atraviesas las penas y les das un breve atisbo de luz. No te esfumes, detén tu paso por la bóveda celeste, congélate ante mis ojos, que esa luz me hace falta en mis segundos de desesperanza. Quédate en mis momentos de desvarío y dame certeza y razón. Quédate en nuestra aurora y otorga a nuestras almas tu bendición.

Alejandra de mi alma, de mi corazón la más grande retribución, combate y sueña a mi lado, que por ahora ya no necesitamos los poemas, las imágenes o la propia revolución, ahora sólo es necesario tu abrazo y tu beso reparador.


Dedicado a Andaluz Alejandra.

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