Vendrán a decirte

Vendrán a decirte,
los veo venir,
aves de mal augurio,
oportunistas e insensatos.
Te dirán
que he llorado
y que no quiero continuar;
no hagas caso,
no comprenden
o siquiera han llegado a dimensionar;
quieren que te destierre
y eso es imposible para mi corazón,
para él no te has ido,
palpitas,
cerca de mí
cuando bebo café,
cuando despierto preocupado,
en sobresalto
por llegar a tu encuentro.

Vendrán a decirte,
y tendrán cierta razón,
que el pasado me quiebra
y el porvenir se me complica.
Deberás ser prudente,
recordarme
en la medida y manera
como me prefieras; te cuento,
todo está ligado
a aquel día,
cuando te desprendiste de mi mano,
donde nos envolvió
desolador silencio.

Prometo que repetiré mis pasos,
ellos no entenderán,
lo harán a conveniencia,
al calor
y al protagonismo;
pero yo,
tan sólo tengo amor
a lo que considero exclusivamente mío.
Por eso no quiero que te toquen,
y tampoco a tu recuerdo;
que no manipulen,
ni difamen,
ni manoseen
aquello que fue nuestro,
idilio y sufrimiento,
nostalgia con olor a leña.

Vendrán a decirte,
que tú no me instruiste así,
que debo cortarme el cabello,
acudir a la iglesia,
saludar,
conceder, desprestigiarme por protocolo
y sonreír
a quien entre guirnaldas me apuñala
y entre las ratas
no deja de alabarme;
tú sabrás
de mi fidelidad,
auténtica muestra de mi descontento,
idealismo absurdo,
pero en búsqueda,
errante y discontinuo,
mas siempre sincero,
preocupado,
tuyo.

Lo que no vendrán a contarte es,
que no te olvido, que,
te renuevo,
escribo,
contemplo,
rezo
e imploro;
no te dirán que mi horfandad
es ilusoria,
que te has perpetuado en sangre
y te redimes
en esperanza.

No necesitan decírtelo.
Tú y yo lo sabemos.

A Cecilia, también a Consuelo.
(Presentado en el Faro de oriente).

No hay comentarios:

Publicar un comentario