Manifiesto de amor

Fascinación ese es el nombre que recibe tu mirada cuando mis ojos se reencuentran con las estrellas, cuando las lágrimas que desprenden tus pupilas color miel se deslizan hasta tu sonrisa, hasta tus labios envueltos en carmesí. Ese místico momento me traslada a un mundo de acordes nobles, donde el extraño deseo de acercarse a casa y no separarme de tus brazos son corrompidos por la noche y esos mismos destellos celestes que se reflejan a través de tus ojos.

Y entonces ya no existe dolor o insatisfacción por el futuro, sólo esas ganas insaciables de mantenerte junto conmigo, Cierro mis ojos, el miedo me invade y mi única reacción es asirme fuertemente a tu espalda, pensar que nada mas importará mientras estés conmigo, mientras el mundo de los acordes nobles marque el compás de nuestro encuentro.

La nostalgia llega, el silencio nos atrae, es encanto, magia, reiteración de la entrega de mis sentidos, de la idolatría a tu belleza. Es una constante, es el mismo sobresalto de amor y carnalidad, la detención del tiempo, la extravagancia de una historia de amor.

Normalmente me aterra la incertidumbre, me persiguen los fantasmas del tormento y la idea de extrañarte parte el alma y la consciencia, pero estás aquí y ese es el medicamento más efectivo para las penas de mi corazón.

No te vayas luz de mi corazón, razón de mis angustias y mis revoluciones, cantar de mis alegrías, promesas y melancolías. Tú, mi divino tormento, mi dulce obligación. No te ausentes más, aprisióname en tus brazos, haz de mi necesidad un delirio y una exaltación de tus virtudes, de tu belleza; si logras enfrascar mis revoluciones e ideales podrás dar solución a mis anhelos, encadenarme a tu corazón y dejarme morir en felicidad y gozo.

Hoy mi corazón y mis esfuerzos se entregan a ti, en humilde fascinación, te entrego ilusiones y quebrantos, te espero amor mio, que para ti, para este mundo y para la ley universal de las cosas ya te pertenezco.

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