Después de la primavera de la patria.



La marcha había sido dura, ya sólo quedaba el recuerdo de la familia y el abrazo de la esperanza, pero se estaba por triunfar. No había opción reinterpretar al mundo o fracasar y permitir la muerte de la consciencia y la cultura. 

Todo empezó con el anhelo de mejorar la vida, con la rebeldía que nace de la opresión y descontento, con la afanosa búsqueda de claridad y argumentos para enfrentar al dictador, al potentado, al cacique y al corrupto. Todo se escribió bajo matices rojos, de la vitalidad que escapa del corazón, pero principalmente de las ideas que nacen en la adversidad, en la negación y en el compromiso por algo que la simpleza denomina bienestar universal, felicidad para todos.

Buscamos información, reunimos a los injusticiados, nos unimos, bajo el anonimato, en una sola causa y con el amparo de nuestra bandera. Olvidamos el patriotismo fanático y olvidamos las diferencias, no hubo clases,  ni discriminaciones, tan sólo la guía del amor.

Hoy, cuando la noche nos abriga y el calor del verano nos hace volver a soñar, cimentamos el futuro, paso a paso, mano a mano y bajo la premisa del éxito; soñando y cantando, entre colores y recuerdos. La peregrinación terminaba, por delante sólo hacía falta tomar por asalto la democracia fingida, refundar la paz para un pueblo y proclamar la liberación

A mi lado caminando con desgano las revoluciones de mayo, por delante la promesa de un futuro distinto, con paz, justicia y dignidad para el obrero, para el empresario; un mañana sin hambre y dolor para el campesino y el minero, uno sin opresión para el que opina distinto. Los pies se arrastran, pero el corazón late fuerte en el pecho, la lucha terminará y en este patio se respirará libertad, ese es el horizonte que se alcanzaba a ver aquí adelantito, pero de pronto todo acabo. 

... fue una especie de secreto, un susurro tímido, como el ultimo destello de luz que se lleva el crepúsculo, una ahogada condición de vida... una sensación más parecida al frío, un silencio que rompía el demonio, los llantos de mi patria, de los muertos en esa ruta de dolor… era algo que nunca sentí, algo que no se iba a ir, un abrazo al sepulcro, pero era una alegre despedida… era mi muerte.


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