Olvido

Me acompaña el silencio, la duda, el sabor intenso de la derrota, la perdida y el olvido; mirar a todos e intentar encontrar algo humano, algún recuerdo, alguna pista de razón... algo para disipar el miedo, la angustia, la ausencia.

Es ella, es él, son ellos... no, no es ninguno, todos son extraños, ni siqiuiera son sus sombras, sólo es la soledad, únicamente ella va a mi lado.

Tal vez haya que volver sobre los pasos, caminar entre tinieblas hasta que se me devuelva un poco de vida, hasta que algo me proporcione identidad. Ya sólo queda el andar errante, la vacilación del recuerdo, los rostros aparentes y las sonrisas distantes, personajes grises que deambulan por el asfalto, siluetas que miran al piso y que acrecentan mi terror.

Este destino de paria es amargo, vivir para olvidar, sentir pasión y arrebato para inmediatamente preguntarse por qué, quiero ser honesto conmigo, pero sólo puedo seguir imaginando, divirtiendome y llorando con figuras inexactas y fantasmas que no conozco; con la ilusión de crear mundos a la medida del abandono que siento.

Ya viene la noche, las sirenas iluminan las calles, deprimen aun más la ya maltratada bondad del hombre; es mejor seguir caminando, para ellos sólo soy un vago, un indigente más. Ah cómo extraño el calor de mi casa, la luz y la alegria de mis nietos que corren a abrazarme, cómo extraño saber quienes son.,

Una mano en mi hombro detiene mis pasos, me estrecha en su pecho, quiere hacerme recordar. Madre mía estoy llorando, he recordado la felicidad.

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